Alejandrina

NUESTROS PASOS

 

Una y otra vez regresamos

sobre nuestros pasos,

como patinadores demenciales

para habitarnos,

plenos de ti, de mi, 

abrazados en un beso tan profundo

como los sentimientos,

celebramos en secreto 

el pacto de la carne,

un rebullir subterráneo y prohibido,

como de huellas al desnudo,

océano en eterna embestida

que leva nuestras anclar a lo más alto,

desgarrándonos las bocas,

en libertario grito

sin plusvalía para decencias y pudores.

 

¡ Ay pequeño mío  !  quijote enajenado,

balancea los instintos por el arco de mi cuello

¡ y las brasas...!

la cobriza llamarada de tu sangre

se hace suave melodía

que cabalga los linderos de mi espalda,

e inunda cada fisura de la piel,

donde labio a labio y

sobre la salvaje extensión de los anhelos,

cortesana en el cuartel de tus lujurias

me proclamo.


Alejandrina.