Deja que mis manos nerviosas
desojen tu ropa poco a poco,
cubramos el suelo con nuestras prendas
que tiene frio por este invierno.
Deja que mis ojos morbosos
miren tus pechos desnudos,
y se sacien en ti.
Deja que mi boca beba la pasión
que en ti llueve a cántaros.
Deja que te ame bajo la luz de la noche negra
como lo hacen los amantes.
Deja que mis besos te digan arrogantemente:
permíteme, apruebame,
autorizame, concédeme;
ser tu amante de esta noche.
Deja que sea yo quien decubra
los que otros en ti no han descubierto,
esas brazas incandescentes,
con las que podemos formar un incendio.
Deja que te ame por una noche
y despues me olvidas.