Callejones,
callejones sin esquinas,
tienen solo una entrada
y tienen solo una salida.
El amor ya no me dice nada
solo me queda parte de esta vida.
Dios, debo encontrarla
aunque me duela, llore o tal vez una vez
me ría.
Entre mis paredes el tiempo pasa
y esperan que de mis restos yo decida,
pobres corazones no saben lo que tarda,
los cuerpos siempre se esconden
detrás de una rutina.
El amor se niega, se nubla,
desbarranca,
cambia,
amanece en una cama un poco fría.
Yo recuerdo el paso lento de mi amada,
cuando yo lentamente la recorría,
una letra y otra letra,
todas me amenazan
me doy cuenta que la pienso
y que ella ya me olvida.