Fue tu amor el que inundó mi vida
en olas de grandeza insospechada,
como el mar que al litoral anega
en mareas de crecientes y borrascas.
Fue tu luz de luna plateada, la que
alumbró de sueños mi existencia,
existencia ya de mística inspirada,
o de sueños y de anhelos extasiada.
Fuiste tu, sí, que en inspirados versos
cantaste nuestro amor y sus
desvelos;
y fuiste tú la musa de mi vida,
¡con tus besos, sonrisas y fragancia!