Miro el mundo con tal indiferencia,
que por querer ser feliz ha muerto mi creencia,
y así; aunque cerca de lejos lo miro,
mientras acaba mi vida cual corto suspiro.
Ya nada me causa alegría,
todo es desconsuelo y llanto;
no sé si la muerte podría,
arrancar de mi pecho el quebranto.
Me aterra de la noche el silencio,
en el día me tortura la soledad,
mientras a cada minuto pienso,
si existiría la felicidad.
Es mi vida tan triste y vacía,
que nada en su interior encuentro,
solo tristeza y soledad que hastía,
a mi corazón de amor sediento.
Esta angustia aterradora
que desmorona mis ilusiones ,
es porque imposibles el corazón adora,
y así se vuelve esclavo de sus pasiones.
¿Acaso aspira mucho mi corazón?
¿Porque nunca lo que quiere a tenido?
¿Porque tras de cada ilusión
Queda enfermo y mal herido?
¿Por qué si su pasión es pura y noble,
delicada, tierna y amorosa,
se encuentra siempre otro corazón de roble
que toda su ternura y pasión destroza?
Los desdenes del amor me matan,
y aunque como el fénix surja altivo,
hay gruesas cadenas que me atan
a vivir en soledad cautivo.
Aquellas cadenas que romper no he podido,
me hacen esclavo del sufrimiento,
e impiden tener lo que tanto he querido,
haciendo siempre vano el mayor intento.
Si romper las cadenas pudiera un día
y mi corazón fuese amado
defenderé con el alma aquella alegría
que tanto tiempo por siempre he esperado.