Joseph Mercier García

Besos del ayer

Dime adónde quedaron,

si tal vez vivieron,

suponiendo demasiado,

cada beso suspirado

en cada noche compartida

de una vida caprichosa

entre dos polos opuestos

y bajo un amor obvio y ciego

del que nadie se acordará

más que nuestros recuerdos

burbujeando en la memoria

del ayer, del hoy y el mañana,

desde el principio

y hasta el final,

cada beso a tus labios

dime, dime, dime    

con qué aliento envenenado

                           me los devolviste                                                        

contra el corazón, despistado,

sobre aquella almohada,

por y para mí,

sin darme cuenta, obcecado,

que tras cada beso

me conducías hacia un ocaso agónico,

mediante el engaño de tus labios,

so pretexto de amarme

durante esas horas nocturnas

a las que nunca alcanza el olvido.

 

J.M. García

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