Y volvieron las alegres golondrinas
a las tierras más templadas del planeta
siendo el tiempo en que las aves peregrinas
a incubar sus huevos ya se aprestan.
Laboriosas, construyendo firmes nidos
con el barro y las yerbitas de maleza,
repitiendo en su instinto todo el ciclo
como aves migratorias de la Tierra.
Los polluelos eclosionan a buen tiempo
de aprender las acrobacias de su vuelo,
con destreza en las alturas o rasante,
surcando cielos van las incansables viajeras.