Es el miserable sin hallar respuesta; la maldad de este mundo, una sin razón de argumentos sin pensar, crueldad hiriente e ignorante, sumán el dolor en el corazón del miserable. Ya no siente sus pasos, ya no tiene razón, todo no tiene significado, si ya nada importa. El solo lleva su poca vida al abismo, abre los brazos y deja volar sus tristezas. Allí murió el miserable, pero ahora ya no siente dolor. Ya nó.