Salve
Virgen, la más pura
Reina, la más grande
Madre de la Encina
Vida y dulzura Dios te salve
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Medicina santa
Para Enfermedades
Tienes el don del consuelo
Para las necesidades
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De Baños, tus hijos
Gimen en el valle
Si lloran sus culpas
¡No los desampares!
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Llenos de esperanza
Te aclaman, ¡oh Madre!
De alma caritativa, piadosa Clemente y afable
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Tus ojos son ríos en calma
En cuyos raudales
Pedimos perdón a nuestras culpas
No nos faltes nunca, no nos desampares
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De este Hermoso Niño
Que en tus brazos yace
El perdón consiga Aquel que lo necesitase
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Para que sus almas Bañuscas
Puras ya y triunfantes
Disfruten la gloria
Por eternidades
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A nuestro amparo viva
¡Viva nuestra Madre!
Virgen de la Encina
Siempre, Dios te salve