“Si no te tengo,
¿A quién le voy a corresponder?
¿A quién le daré de mis besos?
Pues ya no sé qué hacer…
Extraño tocar tu cuerpo,
Envolverlo del aroma de mi piel,
Extraño acariciar tus pechos,
Hermosos cual nuevo amanecer,
Que al sentir posados mis besos,
Te concedían gran placer…
¡Ven a abrazarme!
Quiero respirarte,
Brindarte de mi libertad,
Para que no vayas a alejarte;
Para perdernos juntos,
Y así poder amarte…”