Ayer la necesité, ella no estaba.
La extrañé siete vidas.
Fui a mi boca por sus sonrisas,
me toqué los ojos y le escribí un poema,
mis versos regaron su espalda de alas.
/ Una niña juega a las muñecas
se parece a una mariposa enamorada;
maquilla, desviste, viste y peina. Sueña,
sonríe a su esperanza /
También ella es niña. (Ayer la necesité)
Había una muñeca sobre mi cama
no era mi niña, ésta me esperaba.
Algunas veces dice amarme.
Le creo. Sigo amando su voz
en la muñeca callada.
Fuimos amantes de cabellos y dedos;
yo desnudaba su peinado; ella sonreía.
Seduciéndome.
/ La niña desempaca sus espejos,
llora muñecas rotas
aplastadas por los miedos /
Ayer vino a besarme con palabras,
recogí sus plumas de mi almohada.
Hoy la extraño otras siete vidas;
temo por sus alas.