Puedo llorar al darte un beso
y no me averguenzo,
por el contrario,
orgulloso me siento
de ser sensible a este sentimiento.
Porque esa lágrima
es parte de mi hombría,
que no se pone en evasiva
por exponer ante ti el alma mía.
Y sin el beso surge
una lágrima tuya
que una su cauce con la mía,
se pondrán en apuro las teorías
al conjugarse dos almas sensibles
!en una!