Vacías lánguidas horas
transcurren tiempos reacios
sobre nublados espacios
reptan eternas demoras;
las fatigas transgresoras
certifican el suceso
con el humor siempre avieso
escolta de espera larga,
cuando la zozobra amarga
la ocurrencia de un suceso.
Con cada minuto esquivo
el tiempo luce gastado
con el ánimo agotado
se arrastra dubitativo;
mientras anhelo furtivo
suspira pena a su paso
lamentando aquel retraso
que se extiende prepotente,
prolongando en el presente
avance lento y escaso.
En horas de desconcierto
cuando el coraje es ayuno
fúndese lo inoportuno
tomado del desacierto;
lapso inerte medra yerto
en destino que no avanza
predominante tardanza
la diligencia quebranta
y la terquedad suplanta
futuro que no se alcanza.
Ocio y tedio se acompañan
en tiempo de avance lento
contra todo movimiento
astutas artes ensañan;
en tanto las horas bañan
de apatía desganada
dejando vida enfrascada
en momento bochornoso,
con que andar parsimonioso
la mantiene relegada.
Un intervalo medroso
infecta todo resquicio
habituando al ser al vicio
de un transitar desdeñoso;
cual bostezo perezoso
que deprime y languidece
el caminar entorpece
con natural displicencia,
restándole a la existencia
la atención que se merece.