Era media noche,
Caminaba distraído y la vi salir.
Algo en aquel lago brillaba,
Era el reflejo de ella
Mire al cielo ahí estaba.
Hacía mucho tiempo que no la notaba,
Se veía enorme y radiante,
Le dije “Luna, te acuerdas de mí”.
Ella contesto:
“Vaya al fin alzas la mirada, claro que me acuerdo de ti.
Eres el poeta de aquella musa de hermosa silueta,
que cada madrugada vierte versos del alma al papel.
El que al verla le pidió un deseo,
al confundirla con una estrella fugaz,
queriendo cargar el sol a su espalda sólo para iluminar su andar.
Aquel que peleo mil batallas por ella sin más armas que pasión y fe.
Tú quien comparaste con mi amor el mar diciendo.
-Tú Inmensa... tú profunda... tú tempestiva.-
Al saber de su belleza;
sé que tú también iniciarías una guerra como Paris por Helena.
Pero olvidaste como Sansón derrotó mil soldados y cayó por Dalila.
Te conozco poeta, tú eres ese que no levanta bandera blanca,
Y se niega a encallar en una isla desierta por olvidar.
Te he visto quedar pasmado con sentimientos encontrados
Apretando los puños y dientes de la rabia al verle partir.
Yo...
la fiel testigo de cuánto la amaste.
De ése amor tan fuerte como el mío por el mar.
A decir verdad, pensé que le amarías eternamente\" agregó.
Y yo... le dije:
“No era eterno, sólo hasta donde ella quisiera, ser mi amada e inspiración”.
Sin darme cuenta;
la llegada el alba y ella ocultándose ya.
Y al despedirse gritó:
“Puedes encontrar inspiración en las cosas pequeñas del mundo,
recuerda que has nacido poeta, mucho antes de una musa querer”.
Y me fui...
Con el sol saliente a mi espalda,
meditando en aquello...
Aquello, que la Luna gritó.
© By Smooth 2012
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