De rodillas en mi habitación
Mirando fijamente el puñal que reposa frente a mí
La oscuridad infecta todo el lugar
Mi mente es un caos total
Pensamientos que se descontrolan y mueren en mis sollozos
Emociones que corrompen mi alma,
Grita desesperadamente queriendo fugarse por mi corazón marchito
Los latidos golpean mi pecho
Anuncian que el final está cerca
Mis manos se estremecen de horror
Toman la aguda hoja,
Pesadamente recorre el sendero formado por mis venas
Mi alma se ausenta por las heridas
Las emociones se enaltecen hasta las nubes en señal de despedida
El olvido se apodera de mí
Congelando las últimas lágrimas que poseo
Lentamente mi espíritu comienza a marcharse
Tranquilizando mí conciencia
Se arrima un ángel
Con su figura oculta por alas sombrías
Clava su mirada en mi rostro desgarrado
En mi cabeza ahora domina el silencio
Mis ojos comienzan a cegarse
En el suelo se expande un manto rojo lóbrego
Para que mí cuerpo pueda descansar
Desplomo sintiendo mi vida huir por mis brazos
Las alas negras me cubren anunciando el final
El descanso que tanto anhelé por fin se reveló.
Byron Gonzalo Hernández Barra