No interesan las experiencias imposibles, ni la realidad ultima del saber de un reflejo. Alguna razón sabia ha de tener la rosa para ocultarse en la figura de un objeto incognoscible. Tal vez se saben espantosas las cosas que pululan en mi vida, y apenadas me licencian para construirlas desde la interpretación provista por los sentidos... ojala que sea así y no que las cosas me hayan vedado de sus más grandes bellezas. -El enigma del mundo invisible-
Junior R. Velázquez L.
07/05/2013