Resurges de entre las sombras que iluminan mi alma,
astro solitario que vaga errante,
meditabundo y figura dominante
que te alzas sobre la tierra de los mortales.
Derramas tu roció gélido, cubriéndome
e inundando mis ojos,
de tu luz tan clara que en la soledad
atormenta mi alma.
¿Por qué eres así luna?, tan cambiante,
a veces la dulzura de los besos,
y a veces la distancia de los amantes;
adornas mis sueños y los llevas de una país a otro,
en manantiales cristalinos,
te encuentro en la espesura de los bosques
y en los verdes pinos.
Pero luego en el desierto de la tristeza
me abordas y me dices
-yo soy lo único que tienes sobre la tierra-,
y desfallezco al darme cuenta
que te vuelves mi única luz,
mi único aliento,
mi espejo de sueños,
mi papel de piedra.
Escóndete luna en los días de penumbra,
de noches inhóspitas, de ideas y de dudas,
aléjate de mi vista, de mis dedos, de mi alma taciturna,
fría de alegrías y escasos recuerdos favorables y ciertos.
Tú tienes espacio, tienes luz y tienes viento,
por eso es que acudo a borrar mi momento
de melancolía y de polvos de ensueños,
volviéndote mi amiga en estas noches en que no la tengo;
discúlpame luna por mentirte y luego
ofenderte inventando los versos.
Viaja luna, y haz volar mis palabras y mis besos,
hasta su hogar cálido que me llena de celos,
obsérvala luna cuando yo no pueda,
y luego me cuentas que tu crees que ella piensa.
Pero siempre adorna su faz morena,
en todas las noches mantenla atenta
a la belleza y a las letras;
que siempre busque la verdad de las quimeras,
que la fantasía corra por sus pupilas frescas,
y si un pensamiento se acerca a su oído
en estas noche de recuerdos y frio,
que mi abrazo la alcance y se duerma en mis brazos,
que sienta mi piel y escuche un canto,
proveniente de las estrellas y mi voz musitando,
el coro del cuanto la amo.
Luna, tú haces volar los versos del poeta,
enjuagas los ojos de mi alma abatida,
y pones el sueño en mis parpados que cierran,
esperando ansioso volver a verla;
si en esta noche en que yo la sueño
ella despierta buscando mis labios,
en rayos de luna yo se los regalo.
Pero si no es necesario,
si me ha olvidado
y tiene otro cuerpo que yace a su lado,
un recado me gustaría dejarle en el estrellado techo,
y si ella se asoma por su ventana
en esta noche en que no la tengo
hazle saber mi amiga luna
que yo en todas mis noches aún la recuerdo.