Hace tanto tiempo que recorro las calles sin sentido, y solitario, y como un verdadero loco, comienzo a reírme sin sentido, y me embarga, un sentimiento, pegajoso, sumamente asfixiante, probablemente sea la felicidad, o, solamente, sea la necesidad de ella…
Y casi los días transcurren con la velocidad del viento, que a veces corre y otras veces camina. Irregulares momentos que pueden ser eternos, o fugaces, o borrarse de nuestra memoria…
O mirar la acera sin ganas de nada, cubierta de gente que va a trabajar, cubierta de vidas que van y vienen, y uno se pregunta si va o si viene como ellos, o si acaso hay una manera de escapar, de ser diferente al vulgo, o solamente fuimos hechos a medida para un sistema, y luego fuimos educados para ser funcionales y productivos, y nos engañan todo el tiempo, pero, si fuese así, ¿Quiénes? ¿Será la crueldad algo propio del humano o es herencia de unos dioses aún más crueles?
Todos, hasta los ateos, buscamos a Dios. De alguna manera necesitamos o buscamos entender porque nuestra existencia ocurre, o si existimos, o nos preguntamos cuál es nuestro propósito, o esa reticencia que algunos pierden, la de mantenernos vivos. ¿En dónde estará aquella luz? Creo yo, que está más allá de todo pensamiento humano. ¡No intentemos darle a los dioses características humanas!
Hasta quizás a veces llego a pensar que aquella primera esencia que nos crea no se preocupa por nosotros en absoluto. Si hay un Dios, lo más probable es que no le preocupe nuestras nimiedades. Ellos o él, o lo que sea, si quizás no es un “él” ( no demos carácter de ser a aquello que no conocemos), están más allá, nosotros acá.
Y acá, más acá que cualquier cosa, con nuestro pies en la tierra, y aunque fabriquemos máquinas que sobrevuelen el espacio jamás conoceremos el secreto original.
La respuesta a todo está en el amor, el amor no es algo para creer o no creer. El amor existe, y como todas las cosas bellas y más primordiales, se justifican por sí mismas. Y en este mundo no hay nada más poderoso que el alma humana, que es capaz de poseer esos sentimientos y una mente que exprese todo nuestro interior. Somos poderosos porque podemos embellecer nuestro mundo o destruirlo en iguales proporciones.
Encuéntralo, en cada uno de esos seres que logran sacarte una sonrisa, y disfrutá cada momento como si fuera único. Aprendé que el odio no es nada, y a la nada lleva, ¿Para qué odiar? No odiemos a la gente de mierda, ellos ya se odian a sí mismos. Amémonos y con nuestro amor mutuo matemos a las penurias del mundo. No hay más diferencia que ser bueno o ser malo. No importa la religión, el color de piel, o los pensamientos que nos cubran. Es hora de pensarse qué se puede hacer con cada uno de los lugares que ocupamos aquí, y de ahí en adelante, juntos cambiar al mundo. El amor todo lo puede, y de eso no hay duda. Lloremos, no seamos machistas, busquemos la libertad, para el sexo, para todo. Que hombres con hombres caminen de la mano y se den besos apasionados, que mujeres con mujeres hagan lo mismo, que formen sus familias, que los muchachos como yo aprendan que la violencia es un sinsentido, y que los policías no estén siempre mirándote mal porque tenés los pelos largos o fumás marihuana. Ellos son más criminales que todos, pero pueden cambiar y mirar de una santa vez a sus verdaderos hermanos. De esa manera, aquellos que se creen poderosos por tener mucho dinero y poder, quedarán atontados al ver la felicidad surcando las calles, la felicidad de todos. No se necesita más que abrir nuestros corazones. El dinero nada vale.
Dejemos de estar tan cegados por la hipocresía de las religiones, que prohíben cosas que ni siquiera aquellos que predican de fieles las cumplen. El único pecado en este mundo es el odio. Dejémonos de tonterías, de vivir con culpa, de buscar a Dios en reprimir nuestros deseos. ¿Cómo el sexo puede ser un pecado? Si tenemos pene, vagina, órganos, deseos, amor, ¿Y todo eso está mal? ¡Basta de mentiras! ¡Jesucristo no nació de una maldita naranja, y su madre no fue embarazada por un ser invisible! ¿Acaso la Iglesia seguirá pensando que los gays son algo malo? ¿O seguirá sosteniendo las ideas del Medioevo? De las religiones, que en general son hipócritas y represoras, el catolicismo se lleva los premios. En la Edad Media, los campesinos mantenían con su trabajo incesante los delirios del rey, las guerras de los Caballeros y los grandes y jugosos trozos de carne que devoraban los putos curas. ¡Y por todo el trabajo que hacías, ellos rezaban por la inmortalidad de tu alma! Y decían que no importaba que tu vida fuera una mierda, total, en el paraíso todo iba a ir bien. Vivir con culpa por un chango que fue crucificado, ¿Y acaso los curas sintieron culpa, en algún momento de sus asquerosas vidas, por todos los hombres que fueron asesinados en nombres de Dios? ¿Sintieron culpa por el genocidio cometido en el mal (muy) llamado “Descubrimiento de América”? Siempre abnegados a una vida de plegarias, o más bien mentiras. ¡¡¡¡Mentiras al pueblo!!!! ¡La única Iglesia que brilla, es la que arde! Si pensabas en contra de ellos, ibas a la horca por hereje. Machismo puro y asqueroso. Veamos que uno de los mandamientos dice: “No desearás a la mujer de tu prójimo”, y por casualidad: ¿Algún mandamiento dice: No desearás al marido de tu prójima? ¡No! Porque para estos retrógados la mujer era considerada un objeto, la mujer no poseía deseo. ¡Debía casarse virgen, y ser toda una señorita! El marido en cambio, podía recorrer todos los asquerosos prostíbulos y deleitarse en orgías mientras su esposa limpiaba la casa. Pura sumisión para la mujer, y represión sexual, y represión a las ideas contrarias, y muerte en nombre de Dios. Eso, es, en un resumen, la religión que durante más de 2000 años ensució el pensamiento occidental. Asco dan. Y no olvidemos cuantos reyes juraron ser profundamente católicos, mientras destrozaban al pueblo, y comían generosos banquetes. Y no olvidemos, que el Vaticano fue declarado un estado durante el gobierno de, nada más ni nada menos, que Benito Mussollini. ¡Qué bella manera de representar a Dios en la Tierra!
Así y todo, pese a mi desprecio hacia esta Institución, no critico a las personas que poseen una verdadera Fe, que creen en las buenas acciones, y también admito que en lugares recónditos del mundo, hay y hubieron curas que se dedicaron a ayudar a la gente desposeída, sin ninguna retribución a cambio, ¡esos son los verdaderos hombres de Dios! No aquellos poderosos sentados en oro, que se la pasan hablando de la pobreza mientras comen oro con más oro. He roto aquellas cadenas en las que muchos quedan, como tantos otros, he visto la verdad, mi verdad, a quien le guste, bienvenido sea, y a quien no, puede continuar con su vida.