Que fácil ser poeta, Si todas las pecas de la noche, Se iluminan en mi pensamiento con tu nombre. Que fácil, imaginarme de leche la Luna, resbalando por tu cuerpo, Y beberte sorbo a sorbo hasta el alma, Dibujarte estelas con mis dedos , caricias sobre el brillo iluminado, De tu renacentista piel de mármol perfecto. Que fácil ser jardinero de vergeles desnudos, Olvidar las primaveras de mi jardín hasta tu encuentro, Derramar los pétalos de mis rosas sobre tu cama, Asesinar todo lo hermoso sobre tus labios. Por un beso, qué fácil es traicionar la vida, Olvidarme del aire, De esta asfixia que nunca cesa , Que siempre te piensa. Qué fácil ser poeta, Cuando todo lo hermoso ya está dicho, sin tenerse que decir, Cuando poco importa el orden de las rimas, Por empezar y acabar todo, muriendo de silencio sobre tu boca. Qué fácil serán los años, Qué plácida la atalaya de mi reposo último. Qué fácil quitarle el sentido a la poesía, El hambre a los vates más apenados. ¿Qué nueva flor ha nacido en el jardín, De quienes dan colores al silencio de las letras?