¡Cuanto extraño tus palabras...!
El tener la dicha de tus ojos,
es como hallarme en el \"Gran Paraíso\";
Tus alas tan blancas y puras
que siempre serán mi refugio.
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No obstante, mi alma viaja contigo.
La aurora es convertida en un dulce alivio.
Al escapar con mucho deseo
de verte una vez más.
El deseo de refrescar mi espíritu.
Buscando aquel lugar desespero
hasta poder encontrar
si DIOS dispone.
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Aquí solo estoy atada
a la vida ciega.
Mi corazón se estremece
cuando te manifiestas.
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La libertad siento al escucharte.
Eres cristal precioso ante el mundo.
Tu pureza cubre en lo profundo.
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Oro es tu corazón;
Cielo son tus ojos;
Brisa son tus labios.
¡Llévame!¡Te lo suplico!
¡Quiero estar a tu lado!
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Libérame y acompáñame;
Guiáme hasta tu camino.
De aquel sitio diferente,
escucho una voz lejana diciéndome:
__¡ Ven. Entra al Paraíso...!
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Es mi deseo. Demuéstramelo.
No comprendo aun tu propósito.
Sé que quieres lo mejor para mí.
Por ello, te suplico:
__¡ Tómame de la mano
y lleváme!
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Ya sabes como es mi mente y corazón.
Por ello, te ruego:
__¡Escúchame mi DIOS!
Y al dialogar contigo,
pues, sigo aprendiendo el agradecerte
más no lo solo por lo material,
sino también por la maravillosa espiritualidad.
El permitir esta dicha de
Conocimiento y Reconocimiento.
Padre. Me arrodillo ante ti
con respeto y amor,
entregándome completamente.
Tú sabrás que hacer
con mi corazón.
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Daylin
(1-11-09)