Raúl D'lacroix

Madre Prístina

Podría asegurar a sabiduría innegable que:

sin tu enamoramiento juvenil yo no existiría,

y que tus traspiés y miedos son mi instrucción;

pues hoy eres una versión reformada de tu pasado.

 

Cuidas mi alma y mi esencia,

corres y sangras,

ayudas al prójimo y ensayas,

sueñas y envejeces,

te vuelves mujer y madre,

eres ejemplo y trasciendes,

amas y vives,

y a veces sólo lloras.

 

Eres mi madre prístina,

mi creadora y ostensorio;

y hoy yo soy persona y hombre

por tus desvelos y tu devota entrega sin celos.

 

Tu trabajo de madre es el más duro,

con jornadas de más de veinticuatro horas;

y yo solo te reembolso cuando me miras a los ojos.

 

Por mi parte te puedo decir:

madre prístina, si en cada minuto de cada día

pudiera atender mi alma y mi esencia,

correr y sangrar,

ayudar al prójimo y ensayar,

soñar y envejecer,

ser ejemplo y trascender,

y sobretodo amar y vivir como tú lo predicas,

podré pagarte en esta vida y la siguiente

todo lo que te debo, con un agradecimiento

y con amor inescrutable;

que son fruto de tu madre prístina;

la madre prístina de las madres,

tu madre y nuestra madre.

Te amo