Gaviota Romero

No quiero que llores mi niña

 

Por Gaviota Romero

Déjame secar tus lágrimas.

No quiero que llores, niña.

Cuando tus ojos me miran,

alegres llenos de vida,

con un brillo tan intenso,

que el mismo sol se marchita.

Al ver la felicidad en ellos,

mi corazón se alboroza,

mi alma llena de dicha.



Pero cuando, como hoy, 

los veo claros

por las lágrimas que bajan,

por tus mejillas,

mi corazón y mi ser

se retuercen de agonía.

No quiero que llores, niña, 

no quiero que tan temprano 

se marchite tu alegría.


Quiero mi amor, que en un futuro,

cuando tú mires a los ojos, a tu hija,

veas en ellos reflejado 

un mundo nuevo, lleno de dicha,

donde no exista el dolor.

Para que tú no sientas la impotencia,

de no poder evitar

que se empañe su alegría.