LA NIÑA DEL OCASO
Con sus ojos en el ocaso y sus pupilas se dilataban,
Y la noche que se aproximaba… ¡difíciles días!
en sus labios temblorosos y la niñez ¡nunca ha estado! .
¿En el pasado hubo brazos que la han cobijado?…
¿Quién sabe?, ¡de eso ya nadie ni se acuerda!,
Si en Ella solo se emana las vivencias tenidas.
Y en el ocaso de todos sus atardeceres…
que debían ser muy bellos se desteñía el sol;
en la mirada de sus ojos con la tempestad;
de la oscura y fría noche que la envolvía.
La luna y las estrellas eran testigos de su verdad,
Y en un banco de la plaza soñaba a ser feliz….
Igual como los que con Ella compartían;
la misma tempestad de aquellas noches.
Mariposa maltratada de matices indefinidos,
con sus alas debilitadas alzas el vuelo…
buscando un nuevo cielo detrás de sus tempestades.