Aunque no traigo nada,
te dejo mi alma,
que en realidad no es mía sino tuya.
Te doy de mis manos el aliento,
que no es mío porque lo tomé de ti.
Dejo envuelto en tu aroma una existencia de besos,
no me pertenecen,
fueron creados en ti.
Te ofrezco la luna cuando ilumina poesías,
que pertenece a la vida pero yo la tomo.
Llevo a ti este camino,
silencio de cristales de tu mirada.
Tomé una rosa que llevaba el sol a la tarde,
te la traigo mientras duerme.
Traigo ansias al perfume de tu rostro,
que en tu mirada de percibe.
Traigo un manojo de instantes en amarte,
son de tu pecho, allí los tomé.
Llevo tu amor en el rocío,
que es de nadie y es de todos.
Cuando te beso lo tengo todo,
por eso no traigo carga,
para llenar cada espacio con el olor de amarnos.