*Generoso*
Tenía apetito cuando me colmaste de todo
cuando tenía sed me diste tu vino a beber,
estoy desnudo y me regalas tú mejor ropa
no tenia hogar cuando me asilo en tu casa,
al alba de los días te juzgaran por tus actos
por tu oro disipado de vánala procedencia,
de tantas orgias que se condolía tu aliento
te juzgan por la misericordia al necesitado.
*Suntuoso*
El hombre se aferra para satisfacer su ego
pero el indígena no vive al nivel del poder,
cuando la maldad del hombre es poderosa
ciega el camino estrecho a su misericordia,
encerrando esa compasión de alma virgen
en su entusiasmada egolatría de su poder,
aun cuando dejase el resquicio de libertad
eso lo logrará cegar su lascivia de hombre.
*Grandioso*
Cuando un individuo es su favila Universal
es la parte de carne que late en el cuerpo,
marcando la divinidad del plagio al eterno
creado con el limo de ese pequeño mundo,
en Edén cuando el coito se paga con sudor
donde una serpiente relacionará el semen,
depravando su inmaculado recato seráfico
donde los humanos sobreviven sin ilusión.
*Suplicante*
Obligados al resudor espeso de su trabajo
oprimidos de fatiga que mece la desgracia,
gravado por su deidad disipada en el Edén
cuando llora miserable por su duro trabajo,
relegando la oscuridad que otorga penuria
con su ángel guardián que vigila el existir,
mientras ventila aire en el brocal del pozo,
donde la vida percibe el sueño que somos.
*Alfeñique*
Autor:
Críspulo Cortés Cortés
El Hombre de la Rosa
12 de mayo del 2013