rodulfogonzalez

MADRE

 

            Benditas son, como la Virgen María, todas las madres del mundo.Tienen las madres el don del sacrificio y al hijo hambriento le regala el corazón, aunque muera.                      Nunca se quejan       

   estas augustas mujeres,que durante nueve meses alimentan al hijo

 con su propio cuerpo.

Y cuando nace el hijo

lo amamanta y arrulla

con delicada ternura.

A Ana Jervis se debe

que el segundo domingo de mayo

esté consagrado a las madres.

Con una flor, en su inicio,

se conmemoraba ese día.

Roja, si la madre estaba viva;

blanca, si había muerto.

Y llegó la mercantilización perversa

y transformó tan memorable día

en una actividad de ganancia excesiva.

Ya el Día de la Madre perdió su esencia inicial.

Murió la flor roja o blanca y en su lugar

todo el espectro mercantil induce a los hijos

a la compra del artefacto eléctrico

(nevera, licuadora, lavadora, televisor, plancha, cocina

y un  largo etcétera)

que somete a la madre al oficio casero

y multiplica la ganancia del comerciante, ávido de venta.

Hoy en mi corazón de hijo

luzco con tristeza

dos rosas blancas:

una por la que me concibió y no conocí

porque está en los prados de Dios;

otra por la que me crió y me inculcó valores morales,

también en el seno del Señor.

¡Bendita sea la madre de mis hijos!

¡Benditas sean las madres de mis nietos!

¡Benditas sean todas las madres del miundo!

 

                Ilustración: Briceida Moya de Rodulfo