El Hombre de la Rosa

¡¡¡ SIEMPRE AYUNA LA BOCA DEL POBRE !!!

 


 

*Campesinos*

Pantalón de pana oscuro con fajón de lienzo pardo

el pollino deslustrado que va arando en el escarbo,

los labradores de antes que yerran de lujo amargo

consumas tu gran labor con deserciones de arados,

empujando con tus bovinos añejo tinglado de rejas

trazando surcos derechos en el ejido que siembras,

buscando pozos de agua en los lugares con piedras

con el brocal afanando se encandila su agua fresca.

*Beneficioso*

Lavando sus prendas sucias en su pileta de piedra

se saben tan naturales que se miman sus maneras,

masticando su sustento sin infección que se pierda

un fanal con mecha grasa irradiándoles las fiestas,

ecológicos de antiguos con prácticas de evidencias

agrupando el buen adeudo de atender naturalezas,

sin complicado vestido sin mentiras, sin problemas

no son pobres labradores es la gente que prospera.

*Cohechador*

Avanza el sabor amargo de ejidos con tierra negra

intranquilizando al abrigar la infelicidad del campo,

suenan tus arpegios con céfiros de tu eternal savia

envuelta tu tierra con la tristeza de un agobio seco,

el fuerte alumbre del sol refleja el límite de la flama

animando el aire seco a mieses que penan sin agua,

recoges la tierra caliente apretándola en las manos

como fuese una hija que agobiara los malos tratos.

*Provinciano*

El viento me dice que el ejido con su trigo se agosta

el pueblo guarda el hambre con sentido de su valor,

es el hedor del vientre vacio con esa sed de hambre

entrega el tiempo yermo de un alma desnuda sin fe,

que al ocaso golpea a la puerta de la desgracia viva

cuando un viento despiadado agita furioso mi ejido,

como madre olvidando la comida que faena el ansia

por recoger las firmezas que la fatiga rego de sudor.

*Desprendido*

Sombría época cuando lo obscuro envolvía su hedor

aunque este cavado con la mano artesana del saber,

luchando por tener ese poco de harina ligada al pan

dejas que tu miseria me lleve a tu senda de muerte,

que genera el legado al póstumo hálito de probidad

cuando el hombre propague la impotencia del ejido,

diciendo a Cristo que eres labrador de campo baldío

 en los confines axiomáticos con el sudor de la tierra.

*Expléndido*

 

Autor:

Críspulo Cortés Cortés

El Hombre de la Rosa

13 de mayo del 2013