cuando la noche
se cierne sobre los corazones,
la nada se abre paso,
abarcándolo todo,
destruyendo la fragilidad,
la luz se apaga,
y solo queda desolación,
de una vida muerta,
llena de costumbres,
mortecina el alma,
sucumbe al grito
inesperado del egoísmo,
que lo ahoga todo
hasta desacerlo,
en sombras inspiradas
en lo que tu fuiste.