Ivdar Kiunter

Diosa

 

 

Era una hermosa mañana,

brillaba el sol en el cielo;

y ante mis ojos serenos,

¡cayó de repente el velo!


Allí, misteriosa y sublime,

surgió majestuosa y bella;

la criatura más excelsa,

¡la más preciosa doncella!


Eran sus ojos el cielo,

era su boca de fuego;

y en su caminar andariego,

¡cual palmera bajo el viento!


Su cabello de azabache,

dentadura de marfil;

y su cuerpo de Afrodita,

¡encendido cual candil!


Así la había soñado,

y en mis delirios la vi;

pero ahora, allí estaba,

¡y era sólo para mí!