Estoy desde la más alta nube
Mirando hacia abajo
la pequeñez de mis extravíos
Que llovieron sobre mis caminos.
Y, a veces lluevo versos
a veces lluevo estrellas
y hoy, lluevo lagrimas
estrelladas en el pavimento
o en la tierra que amalgamadas
se hacen barro
con olor a nostalgia de tierra mojada.
lluevo y no paro de llover silencios
que gotean sobre el alma,
en un compás doliente,
de verdades de ajenjo,
de espinas,
de vientos helados,
que como mil cuchillos afilados
se clavan sobre mi piel, mis ojos y mis manos.
Por eso lluevo miradas sangrantes,
Por eso mis manos llueven versos tristes,
Por eso mi piel agujerada
destila gotas sensitivas
de lluvia contaminada
de silencios.