Mis escarpines ya no dejan huella
sobre la tierra andada.
No hay custodio en mi corazón
ni distancias en mi ventana.
Del recuerdo solo queda la sal,
cristales viejos sobre mi piel mojada.
Ya no queda tinta en mis letras,
quizá nunca hubo mañana.
Falta la lógica de tus caderas,
la colonia de tu corazón en llamas.
Faltas tú. Falto yo.
Un vacío más amplio que la nada.
J.M. García
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