En una amada dormiré,
con los pies descalzos y los labios entreabiertos,
para que ingrese un beso y arrastre su amor sobre mi lengua,
llegue a hasta mi conciencia y se duerma,
me despierte por la mañana con sus refrescantes pies de adobe
y suavice sus mejillas con mis manos semiabiertas,
se torne a mi lado y la cobije con el brazo,
alise su cabello enramado y tal vez,
invitarla a que se incorpore a estas ganas que me tientan.