En retraído esparcimiento
contemplando el ocaso
y a las olas en su escarceo
suavemente acariciando
a su eternamente amada
su dorada y adorada playa.
En contamplación profunda
escardando su atribulada alma
se enfrenta a su propio escarnio
sin piedad ni complacencia
en su inconsciente ausencia
buscando pureza en su alma
expiando incontables faltas
deseando con ahinco restituir
sanando dolientes cicatrices
en el tiempo tan lejanas
la escición de mente y alma.
La luna ya refleja
su rostro a la distancia
llevando su mensaje
de amor a tantas almas
con esa luz plateada
que apacigua y encanta
iluminando el azulado mar
que nunca duerme, y cantan
al reventar sus perennes olas
la canción de la esperanza
mostrando en todo tiempo
sobre la espuma blanca
su inagotable perseverancia.