Bendito sea el día que te cruzaste en mi camino,
no sé si fue casualidad o fue el destino,
pero bendito sea el día que te cruzaste en mi camino.
Fue una mañana, alguien me dijo tu nombre
y me acerqué con ilusión a hablar contigo.
Vi tu cara que es un reflejo fiel de tu nombre
y pensé enseguida \" tengo que ser tu amigo\".
Mi corazón fue campana que toca a gloria
para celebrar con júbilo una victoria
de ojos llenos de multitud y de flores
con variados y muy vistosos colores.
Te fuiste y me dejaste tus bonitos poemas
escritos por tu propia mano sobre papel
donde ibas desgranando palabra a palabra
sentimientos que llegan a flor de piel.
Te fui conociendo en la distancia por carta
que mi alma deseaba abrir todos los días
y todo mi ser al leerlas vibraba de alegría.
Te he vuelto a ver con el corazón azorado
por el anhelo de ser grato a tus ojos,
no tengo que tener miedo lo dice tu mirada
pero ante ti he vuelto a ser como el niño
que quiere jugar a ser tu digno caballero.
Todas las mañanas celebro que estás en mi recuerdo
y busco palabras que decir a mi amiga inolvidable,
como alma gemela que echa de menos a su otra alma,
y siempre encuentro, en ese momento, algo que decirte.
Mi vida ha cambiado porque estás siempre en mí
como una hermana que el cielo me ha destinado,
hermana de sentimientos de alma corazón y mente.
Por todo esto te doy gracias mi amiga y pienso:
bendito sea el día que te cruzaste en mi camino,
no sé si fue casualidad o fue el destino,
pero bendito sea el día en que te cruzaste en mi camino.
FÉLIX MORENO