(a quien se preocupó por mí)
Fue una noche, lejana en el tiempo,
bajo la luna,
que un beso roto
me dejó en los labios
sabor a hiel.
Ahora, pasados los años,
ya no hay besos
bajo la luna.
Pero mis amigos del alma
dejan en mi corazón,
bajo la luna,
sabor a miel.