Rojo amanecer palideces el ambiente
Esclareces versos de un sol saliente
Manchones de tiza esparcidas aparecen
Impresas en el crepúsculo de forma inherente
Anuncian el arribo de un astro ardiente
Destellos de luz de un rey vigente
Los Juegos de divinidad
Se perciben en voluntad
Surcas el cielo sin temor a retornar
Suplicios del tiempo
Te decretan esclarecer
La cumbre de todo
Lo que va a anochecer
Sin trémulo en lo señalado
Se invocando a la obscuridad
Ordenando la retirada
De un rey sin oportunidad
Se le cede el mando a la quietud de la noche
Cubre con un manto helado
Todo sin reproche
La penumbra acompañada de una reina esta
La luna que brinda luz en opacidad
Los leales a ella solo en tinieblas aparecen
Astros brillantes que a lo lejos desaparecen
Escuchando todo lo que a los demás acongoje
La gran dama pierde luz mediante avanza el reproche
Poco a poco va desapareciendo
Abriendo camino a un nuevo momento
La aurora presente se hace ver
Mitigando todo lo que ajeno a ella es
Confiere el paso a un cíclico amanecer
Luna y Sol
Divinidades por decreto
Luna y Sol
Esperando su momento