El muro de la vergüenza
no está sólo en Alemania,
también está entre las familias
que habitan la misma casa.
Está entre padres e hijos,
entre hermano y hermana,
entre marido y mujer,
entre cuñado y cuñada.
Entre pueblos y provincias,
entre colores y razas,
entre países que el mar
que es inmenso los separa.
Entre vecinos que habitan
pared por medio y pasan
haciéndose el distraido
y bajando la mirada.
También está en esa envidia
entre compañeros y amigos
y aunque te miren con simpatía
si te ven sufrir son dichosos.
Y cada vez es mayor
el muro que nos separa,
y tiene mayor grosor
y más alto se levanta.
Tú, cuando vas por la calle
inconscientemente alzas
ese muro entre tú y ella
si se acerca una gitana.
¿Será posible algún día
derribar esa muralla?
ganaríamos sin duda
la mayor de las batallas.
Fina