clonariel

MORIRÉ ALGÚN DÍA

Moriré algún día, como mueren las canciones,

 

nadie recordará mi boca apurada ni las frutas que comí,

 

sólo advertirán que hay más oxígeno en el mundo.

 

El viento se apiadará de mí, a horcajadas de el

 

conoceré la danza del polvo en su inmortal vasija.

 

 

¿En qué tierra de noche vivirán mis huesos?

 

¿Qué silencio de estrellas escucharán mis oídos?

 

Ningún alma caerá solemne, cada una será invitada

 

a la mesa de la eternidad, donde asientos oscuros

 

alguna vez brillaron de sol y caminos.

 

 

Habrá un castillo de sombras, nadie podrá reírse

 

cerca de prados ni de ríos, olvidarán deambular

 

sobre los verdes valles. Sin manos ni pies,

 

me sentaré sobre  hojas del otoño dormido

 

y resignado aguardaré el vacío creciente.

 

 

Anoche soñé con la vida, que regresaba de la muerte.

 

Te dije que más allá de la tierra y arena,

 

ninguna penumbra enlazará nuestras piernas.

 

Ámame ahora, que el tiempo sin retorno estará

 

ocupado en otras lejanías. Somos dos contra nadie.

 

 

Amaneceremos abrazados en el dominio

 

del presente florecido. Hoy reiremos como ríen

 

dos colibríes posados en la rosa desterrada.

 

Ningún invierno trashumante despoblará el pecho mio,

 

donde tu cicatriz perfecta fertilidad ha sembrado.