Y pensar que el frío afuera
se lleva los últimos pedazos tibios
de lo que alguna vez fue la vida...,
como por ejemplo esas emociones
cubiertas por helados de colores
todos entumecidos por las sonrisas...,
y no hay sentimiento que oxigené mis caídas
como tampoco antídoto para mi muerte...,
y pensar que en un mañana...,
seríamos dos aves
torturando al destino
invadiendo de relojes muertos al tiempo
... nos entrelazaríamos
acudiendo a la sonoridad del caos
sintiendo que acabaríamos soñando
los mismos cristales quebrados...,
Y qué es el amor?
es como el alivio para un árbol inválido y seco
torturado a sentir el a-mar
siendo la sal sus frutos de lágrimas
re-torciéndo-se sus raíces
entre la tierra mutante de cenizas
al polvo de sus manos entumecidas al cielo
que son barridas por los cabellos suicidas
como cuerdas al sacrificio de un músculo
enterrado en la carne oscurecida
como pantano delirante de noches sin sombras
allí yace un pedazo de madera
muriendo de a poco, pudriéndose-
hasta ser una hoja en blanco...
¿Y por qué lleno de metáforas a un corazón que quiere ser vacío?
Todo lo blanco contiene un lleno,
tanta tristeza tuvo lo blanco
tanto dolor hasta mutar olvido,
¡Tanto...!
que sacó su piel,
luego los músculos,
los huesos
y la intención de sentir,
hasta ser vacío...,
-quiere vivir- quiere respirar, correr y volar,
-quiere-
soñar, amar, doler y morir,
quiere atenuar todas las identidades que digiere su apego al arte,
quiere dejarse derramar hasta liberarse de esas costillas metálicas,
y sé que el corazón es una abstracción de lo que no sé dice,
sé que siempre lo culpamos, sé que siempre es el error,
y... lo sé...,
pero qué hacer? cuando el latir es tu condena,
qué hacer cuando las sombras latentes se mastican entre sí,
y queda el ebrio venir del adiós
puntiagudo en la nota acústica
de un pecho..., saturando la herida
y no sabe de vida,
ni tampoco de la triste muerte,
sino que sabe del olvido, de tristeza
y de las luciérnagas asesinas..., de la esperanza,
el universo..., está invadido de luciérnagas...,
mi cuerpo fermentado..., está invadido de termitas
mis músculos..., anochecidos de polillas,
y mi naturaleza..., de sentimientos incautos
pudriéndose..., en la vela hiriendo la celeste,
quien siente en frenesí lirico..., le llama crepúsculo,
yo lo llamo..., los últimos vestigios del árbol
que quiso tomar el sol entre sus ramas -sus manos de poeta-
Mayo, 2013...
Es otoño pero sabe a invierno...
De alguien que anochece...