Sé perfectamente que ella no me quiso.
Mi amor despreció tirándolo al piso.
Sé que no fue mìa, yo nunca fui de ella.
No bebí del vino de aquella botella.
Yo la quise màs que a una linda tarde,
como algunos miedos: así de cobarde.
La amé. Amé sus ojos, resplandor de luna,
porque en esos ojos encontré mi cuna.
Esos ojos fueron causa en mi pecado.
Su sonrisa culpable de haberla amado.
Sus labios, su boca, me dejaron huella,
pero no me quiso la mujer aquella.