Puede ser que mi torpeza haya sido,
causante de pesares y de enojos,
mas qué puedo hacer yo -sino de hinojos-
recibir el castigo merecido.
Oh señor solo clemencia te pido,
no han sido por capricho mis antojos,
fue pecado besar sus labios rojos,
y comer de aquel fruto prohibido.
Lo confieso Señor, yo lo confieso,
te confieso sentí tocar la gloria,
al recibir de sus labios un beso.
Solamente te pido -en mi memoria-,
no se borre jamás este suceso,
y deja que se cuente nuestra historia.