(crítica ácida a los seguidores de la telebasura)
¿Qué tiene la telebasura
que atonta y adormece a tanta gente,
críticas, escarceos y chafardeos
cuando tu casa, de ellos, está llena?
¿Es que no sabes ocupar mejor el tiempo
que reir histérica y hablar sola
de vidas ajenas, famosas o anónimas?
¿O es que te sientes más sola que la una
y te engañas a ti misma
removiendo el estiércol de la casa de otros
por no oler la ciénaga de la tuya?
¡Pobre ser humano el que ocupa su valiosa vida
gastando horas frente a la omnipresente caja tonta!
¡Me das pena si eres una de esas personas!
No te confiaría mi intimidad
aunque me lo juraras por la mismísima divinidad,
pregonera barata, esparcidora de falsedad.
¿Es que no comprendes cómo manipulan así tu mente?
¿Por qué te quejas entonces de esta sociedad,
porque lo haces a menudo,
si colaboras a esa suciedad
que llena los tiempos valiosos hasta la saciedad?
No eres tú, la telebasura lo es por ti,
y aunque no quieras creerlo,
manipula tu opinión y te monta la vida, sin ti.
Los secretos de cama, que cada uno los guarde en su alcoba;
los malentendidos familiares, no los esparzas por otros lares,
y, si no quieres ser diana de lo mismo,
¡vela para que no la tomen contigo!
Que no faltará pecado en el mucho hablar,
y es más prudente y sabio, a su tiempo,
saber escuchar o saber callar.
Malos augurios deseo a esos profetas de infortunios
que encontraron en ti una cómplice,
de cuchicheos y además, displicente, de rumores de gente ajena
cuando, quizás, tus cajones y tus manos están llenas.
¡Me repugnas, televidente de telebasura!
Tantos años de educación
para acabar siendo atracción de feria,
hazmereir de todas, hazmellorar de pena,
en este inmenso teatro de variedades
que sólo sabe esparcir por los aires
de ti, de todos, de mí,
las miserias, las desgracias y las contrariedades.
Si esto te gusta y te place,
túmbate en el sofá y duérmete frente a la tele,
con la parsimonia del burro que pace;
que quien es sabio e inteligente…
¿será que abunda poco entre la gente?