Tan grave como el brillante filo atravesando una flor verde,
fue la visita inesperada de un recado torpe y cruel
a los campos mas mansos de toda mi misericordia.
Recibiéndolo con una reacción comprensiva y aceptable,
tras este motivo invaluable, destinado a desesperar.
Le entregue mis mas sincera confianza,
perdonando todos sus erroneos hechos,
desechos que tengo que guardar,
por no dejarse tirar, a falta de amor,
carencia de respeto y una ironía,
el cuadro que pintamos los dos y es nuestro.
De este modo no compadezco,
simplemente decidido y optimista creo,
en vos, en mi, en ella y en el cielo
lugar divino que quizá no este lejos,
paraíso de mis perdones y tus reconocimientos.
Es así pues que el paisano evadido no se marcha,
y se queda repitiendo: el que abandona no tiene premio.
Como el que permanece que vera lo cierto.
Quisiera entonces después de todo esto,
que familiaricemos el cálido hogar de nuevo.
Para que nos acompañemos por los caminos,
para aferrarnos en los senderos,
Con pequeñas huellas y grandes pasos,
Juntos remar el rió que se alborota
por el mal azar que nos toca,
y los mares que se vuelven calmos
por todo lo que las amo,