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Que puedan dejarme, recitar
Breves palabras, a la deriva
Que más tarde, no podré recordar…
¿Cómo comenzar, a escribirles?
Más pueden, no decir nada
Si es así, ¿quién podrá transmitirles?
Sentimientos, ilusiones, del alma…
Entrega y amor, pongo en ellas
Aunque una perdida, ilusión parece
Quizás algún alma, pueda oírlas
Mientras ésta voz, se desvanece…
Sentadas reposan, en las llanuras
Que en el blanco papel, se describe
Esperando tan sólo, quedar plasmadas
Fruto de la tinta, que las imprime...
Bien amparadas, las que forman parte
De esos textos, tan nombrados,
Bécquer, García Lorca, Machado;
A los que tengo gran admiración y agrado
Pero deben ser, nombradas
Las que por sí mismas, se han escrito,
Sencillas, dulces y trabajadas
Esperando impacientes oír, como las recito.
Y aún, cuando sobre la hoja, reposan
Cierto aroma literario, se suele desprender
Como de las flores, las abejas abandonan
El divino, polen del campo… tras un atardecer.
Acompañarme, en esta armonía de aromas
Tras un rastro, que me cuesta dejar,
p; Será el fuerte arraigo, que le tengo
A esa barrera, que me impide, escapar...
Ahora, me gustaría volar y quiero, de éste lugar,
Aunque un momento, incapaz parece que haya escogido
En el cual mi mente y alma… están prisioneros,
Por la inconsciencia del hecho… que les ha invadido.
Modesto Ruiz Martínez / 2009