Por: Gaviota Romero*
El mar, encuentra la orilla.
La luna la madrugada.
El invierno siempre encuentra
un manto de escarcha blanca;
y el hombre aunque busque la paz
independiente de Dios,
nunca podrá encontrarla.
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Te regalé una flor, una flor muy perfumada,
y al paso del tiempo, viste que la flor se marchitaba.
Y tú, riendo decías ¡vamos flor!
¡No dejes, que tu fragancia se evapore!
¡No permitas que tus pétalos se caigan!
Pero… ¿Qué creías tú? ¿Que una flor podría
siempre vivir en un charquito de agua?
La felicidad es como la droga, cuando
se prueba, y luego se carece de ella,
no se puede vivir sin sentirla un solo día.
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Silencio en la oscuridad de un desengaño.
Luz y regocijo, en la esperanza de un nuevo día.