Mi despertador suena, pero no lo escucho,
aunque sé que es la hora y debo partir.
Ayer tuve que irme pero no me fui.
Hoy tengo que dejarte y no me voy,
mañana no será tarde porque no llevaré reloj.
Dejé las esperanza colgada en una percha,
creo que en el ropero de la izquierda
donde también puse a la soledad y a la alegría.
Cuando llegue me las pondré y no volveré a quitármelas.
Tal vez para lavarlas me tiraré al río o al mar
o iré a una cascada y me dejaré encontrar
por el sonido de lo profundo e inexplicable.
En este divague de palabras sueltas y cortas,
un poco torcidas y repetidas imploro claridad.
La conciencia por un camino de luz y generosidad,
de amor, comprensión y paz.
Has asustado mi bondad y me has llamado cobarde,
más triste es haber pensado que era verdad y dejarme engañar.
He llamado a la libertad y ha respondido alegre.
Aunque queda mucho por rescatar cuento con su juicio y su valor.