Cuídate amor
que no se abra
esta flor en el desierto
Que la sed se apacigüe
con el néctar de tus ojos
que seas sombra
en el camino de mis pasos
Deja que lleguen tarde las palabras
pequeños balbuceos en tu oído
pero que no sea yo
el que pronuncie
-como un silbido lejano-
o como una brisa que apenas roce tu piel
y la erice…
ese ceremonioso adiós en lontananza
es mejor callar…¡callar!
Y bebernos hasta la última gota
nuestras lágrimas.