rodulfogonzalez

NIÑA

            ¿Qué viniste, ¡oh niña preciosa!, a hacer en mi vida de otoño?

            Niña primavera, llegaste a mi vida en otoño,

 cuando de mi árbol vital caían al suelo

las hojas marchitas que juntas

formaron una plácida alfombra en la cual

con pose coqueta tu cuerpo

descansó,  descansó, descansó

hasta que los cuchillos brillantes del sol

te broncearon, ¡oh, niña!, la cara.

¡Parecías de bronce, mi niña!

Y llegado el invierno

volviste a mi árbol,

iluminadas de verde ¡al fin!

sus hojas.

¡Renacimiento ritual de los años.

Y de pronto

tus cabellos-cataratas se tiñeron

de nívea blancura

por las lágrimas

que de mis ojos invernales surgieron

para ofrendarte, ¡oh, niña!, su líquido

convertido en nieve.

¿Por qué, mi niña primaveral,  te has negado,

al amor que te obsequia mi otoño?