Odas a sus recuerdos
Me descubrió la luna nueva en una
intensa disputa con el recuerdo.
Escuché en la arboleda
un coro de ranas hablando
sobre mis penas con los ángeles del cielo,
mientras la indiferente
brisa mecía a lo lejos las expatriadas
palmeras de sus acuerdos.
En lo alto de mi ventana la luna
de plata y marfil callada me observa
y yo como un niño en una rabieta,
le gritaba al recuerdo,
que de nuevo quiero percibir
en mis sedientos labios,
la humedad de sus tibios besos.
Yo no quiero más nostalgias,
ni perpetuarme delirando con
ella dormido o despierto.
ni encresparme en las noches,
como un gato negro cuando tiene miedo,
ni continuar maullando mis dolencias
ante el futuro incierto
y así entre verso y verso
se me va secando la vida,
escribiéndole odas a los recuerdos.