Señora pianista la saludo
mis respetos y admiración;
se que la música es su mundo
y por eso se empeña en su ejecución.
A veces se siente muy feliz
y sonríe de felicidad
aunque buscando la nota SI
le salga la nota FA.
Que buscando la clave de Sol
con la precisión de sus manos
salga errada la ejecución
de manera inesperada.
Y es que una mano intrusa
está sobre las teclas
y de manera confusa
desbarata su destreza.
Sus manos siguen tocando,
el instrumento espera las notas,
y usted sigue distorsionando
cada nota que del piano brota.
Pero no es culpa suya señora,
es culpa de la situación;
su hijo la interrumpe y llora
y le roba la inspiración.
No es fácil tocar al piano
controlando el toque exacto,
tocando a una sola mano
y con un niño en los brazos.
Usted en ánimos de calmarlo
ha cometido la osadía,
de tocar el piano para arrullarlo
y por eso falla en sus melodías.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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